La carrera: una metáfora de la vida

No sé si me pasa solo a mí, o se trata de algo común a todos. Tal vez vosotros podéis aclararmelo.  A veces tengo unas ganas tremendas de hacer algo, algo nuevo, excitante, algo que comienza como un sueño pero poco a poco va tomando forma, algo que me asalta la mente cuando intento no pensar en nada y después todo gira alrededor de ese sueño y comienzan las señales…

Os daré algunos ejemplos, hace unos años me entraron una ganas terribles de viajar en tren, de ver el mundo a través del cristal de una ventana y distintos paisajes sucediéndose, aquello se cristalizó en un viaje de interrail por 5 paises. En otra ocasión comencé a pensar en caballos en montar a caballo y en tirar al arco mientras monto, me venían imágenes de arqueros a caballo.  Todavía no he realizado esta actividad, la tengo en la lista de pendientes!

Un buen día, estando parada me entraron unas ganas terribles de correr, siempre me ha gustado andar deprisa. En las clases de gimnasia del colegio o del instituto no me apasionaba correr, dábamos vueltas y vueltas sin llegar a ningún lugar.

Durante un breve período que estuve apuntada en un gimnasio, y probé el Yoga, el pilates, el spinning, el fullcontact… corría unos 20 minutos en la cinta, me gustaba aumentar la inclinación o la velocidad. Pero seguía sin convencerme del todo.

Y por fin surgió la gran idea porque no correr en una carrera de verdad. Con una distancia fija, una meta a la que llegar y aire puro.

De modo que me inscribí a la carrera de Corre por una causa: corre por la educación en la edición 2013 corríamos por Haití, el dinero recaudado con los dorsales se donaba para la construción de una escuela en Haití por parte de la ONG «Entre culturas».

Me prometí a mi misma entrenar, pero no salí ni un solo día a correr, al menos me inscrbí en la distancia mínima de 5 km.  Lo mejor de todo fue que como tenía que madrugar y no es lo mio, llegue 15 min más tarde de la hora del pistoletazo de salida.

Cuando yo salía otros cruzaban la línea de meta… cuando llegué no sabía ni en que dirección correr, una pareja que llegaba tarde también me indicó la dirección. Y ese fue mi comienzo, casi sola y con los pies que apenas se despegaban del suelo.

Me pesaba el culo,  me pesaba tanto el culo… era lo que más notaba. Era como si la fuerza de la gravedad se hubiese duplicado.

A unos 500 metros empecé a encontrarme con otros corredores, eran los de la distancia de 10 km en su segunda vuelta, ni que decir tiene que todos me adelantaban. En una pequeña cuesta un grupo me animaba, pensaban que llevaba a mis espaldas 5km y que iba de las primeras de las chicas.

Los tres primeros kilómetros fueron los más duros, pero mantenía el ritmo gracias a que veía a otros correr, era como un mundo en el que todo estaba sincronizado, una gran marea de gente que funcionaba casi como un organismo.

El secreto fue la motivación,  no pensaba que terminaría la carrera pero siempre me decía venga un kilómetro más y así fue como llegue a la meta.

Esta mañana, he vivido una gran experiencia. He completado los 10km del El Rock ‘n’ Roll Marathon Series de Madrid.  Y me he dado cuenta que una carrera es como la vida todos vamos hacia un destino final, todos queremos conseguir una meta o metas. Pero lo importante y lo que forja quienes somos es lo que hacemos durante ese viaje. He visto a grupos de corredores muy preparados y uniformados, personas que simplemente quiere llamar la atención por postureo  con vistosas mayas u artilugios, personas entraditas en carnes que se animan a correr, personas muy mayores adelantarme y niños con sus padres, una chica corriendo mientras empujaba un carrito.

He visto personas parar y ayudar a un corredor que se ha caído,  personas que desde puentes o desde la acera animan a sus familiares y los que no son sus familiares.

Atletas que corren con las manos en una especie de bicis, definitivamente una carrera es para todos, es una fuente de superación, pasión e ilusión y en ellas aprendemos lecciones que serán trascendentales en nuestra vida.

Correr me hace sentirme más viva y me hace crecer como persona!

Dedicado a Esther García Fernández, la persona que encontré entre miles de caras anónimas y que me acompaño durante toda la carrera. Gracias Esther, sin ti tal vez este sueño no hubiera sido posible. Al igual que en la vida encuentras amigos con los que compartir tu camino.