Desmontando un Elevator Pitch

Antes de grabar mi primer vídeo de Elevator Pitch, me creía graciosa y con unas dotes naturales para la comunicación espectaculares. Cuando lo vi casi lloro, pero de todo se aprende y este par de vídeos francamente mejorables tal vez os sean de ayuda para mejorar vuestras presentaciones o crear vuestros propios Elevator Pitch.

Empecemos con el despiece…

Primer vídeo: lo más evidente es la cara de acelga pocha, quien le compraría algo a una que parece que está triste. Digo palabras muy bonitas que no se corresponden con la imagen, en definitiva, el mensaje no es coherente.

La imagen personal: Está claro que no cuide ni la vestimenta, ni el maquillaje, ni el peinado. Seré muy superficial, pero creo un aspecto impecable ofrece mayor confianza, no le voy a prestar dinero a una persona que apenas sabe cuidar de sí misma.

El tono de voz: Es cierto que tengo un problema con la voz, pero ese hilillo de voz lastimero no convence… ¿Dónde miro? Pues estaba mirando todo el rato al director del Vivero de Móstoles para buscar su aprobación ¡fatal!

El lenguaje corporal: Mi cuerpo es como un palo inerte, ni muevo los brazos, el cuerpo no acompaña al mensaje, no transmite dinamismo, ni actividad, nada…

El contenido: Debe estar ordenado y memorizado, en un minuto solo te da tiempo a improvisar, si has ensayado y ensayado, te saldrá de forma mecánica. Después será fácil aportarle ese toque de frescura.

¿Qué paso con el concurso?

Con el primer vídeo conseguí quedar entre los 45 primeros, use el vídeo que grabamos en el taller de formación en la Universidad Rey Juan Carlos.  Tengo madera pero había que pulir, con esta experiencia aprendí dos cosas, sino participas no puedes ganar, estuve apunto de no subir el vídeo a Youtube por su mala calidad y la segunda, esfuerzo, dedicación y pasión. Los que habían quedado delante de mí se había esforzado más, o bien se autogestionaban mejor.

Segundo vídeo: En la propia final grabamos este, como veréis he mejorado. La imagen esta mejor, pero desde luego dista de ser lo que buscan en el mundo empresarial, el todo de vos mejor, y la expresión gestual mejor. Lo  peor, el final del vídeo que hago un gesto de dejadez, si esto lo llegan a ver los jueces lo hubiese arruinado todo, tienes que mostrar coherencia delante y detrás de las cámaras. Ejemplo: haces una presentación de lujo y en el croqueteo de después te relajas y no mantienes la misma imagen…Resumiendo debes cuidar también el antes y el después, cuidar la coherencia!

¿Creéis que debo mejorar algo más? ¿Os animáis a enviar vuestros vídeos?

Convirtiendo ideas en proyectos personales

Cuando era pequeña a veces, me sentaba al revés en el sofá, dejaba mi cabeza colgando de donde se supone que apoyan las rodillas y apoyaba los pies en la pared. Luego intentaba ver la tele un rato. Cogía revistas y las ojeaba desde la última página a la primera, inventaba canciones con trozos de melodías conocidas o buscaba nuevas letras. Como muchos otros niños un día inventé  un lenguaje secreto para comunicarme con mis amigas. Buscaba nuevos puntos de vista, nuevas fusiones entre las cosas ya existentes. Y eso es precisamente lo que necesito ahora: «una idea» Unas de esas que lo cambia todo, una de esas que lo revoluciona todo y dices: «¡Pero como no se me ocurrió antes!» Imaginemos que ya la tengo y que esa idea, que tiene forma y algo de contenido, sigue flotando por ahí. En anteriores ocasiones os he hablado de Prisma joven, el proyecto sigue adelante dentro del  Ya-ye Startup Programme. Colaborando con su creador Luisma, hemos empezado a pensar en la verdadera propuesta de valor y en como monetizarlo. Mi idea nace bajo el paraguas de Prisma joven, para ayudar a monetizarlo y a completarlo… En mi día a día, trabajo con personas excepcionales que tienen muchos conocimientos y habilidades que yo no poseo. Estos expertos cotidianos están por todas partes, son como genios escondidos esperando a ser liberados de sus prisiones. Todos los días, encuentro miles de ofertas de cursos o talleres, a precios desorbitados… Pero y si hubiera un lugar donde reunir todas las habilidades de las personas que están empezando, o que no se atreven porque no tienen una plataforma, un lugar donde lo que importa son tus ganas de transmitir conocimentos y no la cantidad de títulos que tengas o tu currículum vítae. Ricemos más el rizo, y sí estos talleres, se centraran en lo que realmente los jóvenes buscan, echos por y para ellos. ¿ Y si preguntamos a los jóvenes que necesitan? ¿ Y si no necesitan nada, qué les apetece hacer? Por mi parte, ya tengo quien imparta formación para hacer un buen cv, aprender a maquillarse o mejorar la imagen personal. Estos servicios ya existen, la diferencia es el precio y que quien los imparte esta comenzando a darse a conocer. Pretendo con el tiempo establecer una gran red donde todos estén interconectados y se  recomienden entre sí. ¿Qué os parece? ¿Queréis colaborar?

«El diablo se esconde en los detalles»

La interpretación más común de esta frase se refiere a que se puede burlar la ley o cualquier tipo de contrato fijándose en sus cláusulas, para bien o para mal siempre debemos leer la letra pequeña.

El nuevo significado que le he encontrado, tiene que ver con el trabajo diario y el mundo de la empresa en general. Casualmente, estoy leyendo: “Hacia un nuevo paradigma” de Matti Hemmi, ingeniero, innovador y creativo ofrece una especie de carta de navegación para dirigir a empresas y a líderes actuales hacia territorios desconocidos.

Una búsqueda del tesoro o más bien como indica la Hipótesis de la Reina Roja:

«Para un sistema evolutivo, la mejora continua es necesaria para sólo mantener su ajuste a los sistemas con los que está coevolucionando»

Lo que quiere decir tienes que seguir corriendo para quedarte donde estás. Para mantener tu status quo no puedes dejar de innovar. Renovarse o morir.

Después de una rápida lectura por las primeras páginas y pasar volando por algunos conceptos que ya conocía, como por ejemplo: “la orientación a las necesidades del cliente”, se abre un camino realmente interesante, que podríamos llamar “la adaptación de la organización a las personas”. Una idea tan simple y sin embargo no solemos caer en la cuenta.

También en este punto es donde aparece el diablo que se esconde en los detalles. Las empresas consolidadas desde hace años, van dejando pasar día a día pequeños detalles, pequeñas oportunidades de cambio y en su propia idea del triunfo sin darse cuenta están muriendo de éxito, porque lo que hacemos hoy puede no servir si el escenario y las reglas del juego cambian mañana.