Dedicado a Sara Sánchez y Daniel Palicio, estudiantes erasmus, en recuerdo a nuestro viaje a Florencia la primavera de 2009.
Nos conocimos en Florencia y fue amor a primera vista. Pese a que la leyenda de la fuente del «Porcellino» dice que no regresaré a esa ciudad sé que volveremos a encontrarnos…después de todo un coloso de más de 5 metros de altura no puede ir danzando por ahí tranquilamente.
Os hablo del David de Miguel Ángel y cualquier cosa que pueda escribir sobre su belleza o grandiosidad no le hace justicia, es la perfección sobre la perfección. Es definitivamente, mi síndrome de Stendhal.
El síndrome de Stendhal es un de esos conceptos que te atrapa y que con un poco de suerte puedes experimentar:
-La realidad se nos presenta más ligera: al contemplar la composición artística.
-Nos altera la vivencia del tiempo: el tiempo parece hacerse detenido o transcurrir lentamente.
-Nos olvidamos de nosotros mismos, el yo parece desaparecer, y sé es tan solo un observador.
-Aunque se vive con mucha intensidad esta experiencia, parece después desaparecer y dejar paso a una realidad más dura.
Realmente es como si todos los sentidos se volvieran locos ante tanta belleza, después es como si esa sensación tan intensa te abrumara, es por eso que en algunas personas se producen desmayos.
Pero la belleza no solo esta en el arte se puede encontrar en cualquier campo: las matemáticas, la física, la geología o mi adorada biología son solo algunos ejemplos.
Para Stendhal fue la Basílica de la Santa Croce, para mí el David de Miguel Ángel y para el profesor Jesús Francisco Jordá el paisaje de Laguna Brava donde descubrió la Geología en su máxima expresión.
¿Y para ti? ¿Alguna vez has experimentado el síndrome de Stendhal?