Colores y luces del alma

Hoy os voy a relatar un episodio que sucedió el verano en el que yo tenía 14 años, una historia que conecta con el presente y tal vez con el futuro. Un mundo de fantasía, nacido en lo más profundo del subconsciente, símbolos y conversaciones enigmáticas.

Las vacaciones familiares transcurrían durante el mes de julio en Maceda, Ourense. Cuando uno es de ciudad la experiencia de pasar unos días en el pueblo es todo un descubrimiento, los animales, las huertas, la naturaleza, los vecinos…Sin embargo, los primeros años no logré socializar y solo pasaba tiempo con mis primos pequeños y mis hermanas.

Nunca me había gustado especialmente la lectura, pero como sabía que aquel mes de julio sería largo, cogí un libro, el libro: «La historia interminable » de Michael Ende.  En la portada aparecían dos serpientes formando un óvalo, una enganchada a la cola de la otra, por fuera era marrón y viejo. Y por dentro tenía ilustraciones de extraños animales o situaciones, alrededor de letras góticas. Para una persona que no suele leer los dibujos son siempre un aliciente. Comencé a leerlo en Madrid y lo dejé en la cuarta página, parecía que no pasaba de allí…

Aún así decidí darle una oportunidad, cuando comencé a leerlo de nuevo, me absorbió por completo. Trataba tantos temas abría tantas puertas, era mágico.

Justo cuando terminé de leer el capítulo en el que habla de Graógraman, me llamaron para hacer una visita a mis abuelos, bisabuela y tatarabuelo, en el cementerio del pueblo que esta al pie del castillo. Siempre me ha encantado ese sitio, mis padres me contaban que cuando era pequeña,  me explicaron que bajo las losas y en los nichos había gente muerta, lo primero que hice fue pedir un cuchillo. ¿Para qué quieres un cuchillo? Es lo único que cabe para hacer palanca y abrir las tumbas. Yo quería ver a esa gente, quería ver que pasaba, quería saber ¿Qué es la muerte? 

Al terminar nuestra visita después de poner flores, rezar un padre nuestro e investigar y corretear un poco por el lugar. Apareció Graógraman, era un perro Husky Siberiano del porte de un lobo grande. Mis hermanas y yo nos pusimos a jugar con él fuera del cementerio. 

Estaba perdido, nos montamos en el coche y el comenzó a seguirnos. El perro comenzó a hacer gracia a mis padres también. Mi padre bajo la velocidad y el perro nos siguió hasta casa.

Yo no paraba de repetir mentalmente: Lo llamaré Graógraman, la muerte multicolor. Y jugaré con el siempre. Pero Graógraman no era un simple perro desconfiaba de los adultos, a mi padre le gruñía pero parecía no representar ningún problema para los niños.

Jugamos toda aquella tarde con el perro hasta que se paso a saludarnos el marido de la prima de mi padre, descubrió al perro y se lo llevó en su furgoneta con un gran forcejeo. Al parecer el perro era de un amigo suyo y se le había escapado, nos dijo que alguien lo maltrató cuando era un cachorro y que ahora no tenía buena relación con los adultos.

Nunca más volví a ver a Graógraman, pero entonces nació en mí el deseo de tener una gran melena de colores, a veces fantaseaba con la idea de como sería mi vida si tuviese esa gran melena de colores….poco a poco ese sueño se fue marchitando y pasaron los años…

Digamos que un día cualquiera hace unos meses vi  por primera vez la película del retrato de Dorian Gray, desee ¿A que no adivináis el que? Tener un retrato, un retrato que fuera el reflejo de mi alma.

Poco después, mientras esperaba un tren en Atocha conocí a una pintora que me ofreció hacerme un retrato, solo necesitaba una foto mía. A los poco días quedé con ella y le entregué una foto de cuando llevaba el pelo negro con mechas rojas ( look fruto de ser el conejillo de indias de una amiga que practicaba para ser peluquera). La foto estaba muy oscura y la artista me dijo que no se me veía bien, pero que lo intentaría, y que usaría colores rosas ¿Rosa?? Simplemente le dije que confiaba en tu gusto y me dejé sorprender.

A la semana siguiente mi retrato ya estaba acabado, la primera vez que lo vi me quede impactada, más bien flasheada, me invadió una sensación de felicidad, allí estaba yo con una impresionante melena multicolor, mirándome a mí misma con un rostro sereno.

Retrato de Patricia Núñez López
Retrato de Patricia Núñez López, realizado por María Encarnación Prieto de Santiago, 2014

No se que opinaran los críticos de arte sobre este retrato, pero su valor reside en que es el mejor reflejo de mi alma que he visto nunca.

Otras personas lo han visto, les parece bonito pero no les ha impresionado, tiene sentido ya que se trata de una conexión especial que solo yo tengo con el retrato.

¿ Y vosotros también tenéis un reflejo de vuestra alma?

 

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Retrato Callejero de María Encarnación Prieto de Santiago.