El feedback de las creencias y emociones

En segunda semana del curso de Habilidades y competencias a través del coaching personal se nos propone profundizar en el tema de las creencias y emociones. Se habla de como podemos analizar creencias limitantes. Pero me ha parecido más interesante el tratar resaltar como se alimenta el circuito para bien o para mal.
Una creencia limitante nos puede hacer probar una emoción negativa que a su vez hará que desarrollemos más creencias limitantes negativas y probemos más emociones negativas. En resumen, la pequeña caja donde habitas se irá haciendo cada vez más y más pequeña. Del mismo modo, el feedback emoción-creencia puede actuar en un ciclo positivo ampliando cada vez más nuestras fronteras y nuestras vidas.

Una vez escuche «Cierra tu mano y siempre estará vacía, ábrela y siempre estará llena», lo mismo ocurre con las emociones y las creencias.

Con relación a este tema formulan una serie de preguntas que he respondido de modo personal, también os confieso que estas últimas semanas estoy bajita de energías, así que no se si las volveré a retomar en otro momento para dar unas respuestas de las que este aún más orgullosa.

¿Tienes alguna idea irracional? ¿Cómo la afrontas?

Voy a traducir «idea irracional» por creencia limitante, ya que mis ideas raras y alocadas son las que más me definen y gustan. Dentro de mis creencias limitantes, esta la de la edad, que existe una edad para cada cosa y soy demasiado viejo para esto o aquello.

Para afrontarla intento buscar ejemplos de que eso no es verdad, por ejemplo con ancianitos universitarios que terminan carreras, ancianitos que se casan o ancianitos que se tiran en paracaídas.

¿Eres una persona racional o emocional?

Depende de la situación, cuando estoy ante una crisis en la que hay que reaccionar rápidamente prefiero dejar los sentimientos a un lado y pensar en lo que objetivamente es mejor, o buscar la mejor solución al problema.

En el terreno personal, casi nunca soy racional me dejo arrastrar por mis emociones, es lo que podríamos denominar el «puenting emociocinal», me van bastante los deportes de riesgo, nunca elijo la opción más segura apuesto por aquella donde va mi corazón.

Sin embargo, también disfruto a la hora de analizar a conciencia, donde voy a cenar o que casa voy a alquilar. Me gusta analizar todas las variables y ver cuales se adaptan mejor a lo que busco. No existe una única solución perfecta.

¿Te consideras optimista, pesimistas o realista?

Los optimistas perseveran, los pesimistas ya están muertos y los realistas son pesimistas disfrazados, incapaces de correr riesgos.

Yo voy fluctuando un poco por los tres estados, pero suelo estar más tiempo en modo «pequeño optimista» aquel que conserva energía suficiente para ir tirando y de vez en cuando mostrar una «gran explosión» de lo que otros llaman suerte.

¿Te marcan mucho los fracasos?

Sí, pero me han servido como experiencia. Concretando, llevo mucho mejor los fracasos académicos y laborales, que los sentimentales. En los dos primeros, lo veo como una falta de preparación u experiencia en lo que se requería. Mientras que en el terreno emocional lo llevo mucho peor…sinceramente pienso: «una persona que me conozca bien, como no va a querer estar conmigo». Supongo que no llevo muy bien que las personas cambien de opinión respecto a mí. Porque yo suelo dejarme la piel buscando lo que hay de bueno en ellas.

Resumiendo, más que el fracaso me marca el rechazo. He aprendido a sobrevivir con el fracaso pisándome los talones, unas veces se gana y otras se pierde. Pero el rechazo, maldita sea el rechazo no lo soporto.

¿Cómo ves la botella normalmente: medio llena o medio vacía?

Aunque las cosas vayan mal siempre pueden ir a peor…sin embargo, creo que poniendo de mi parte puedo solucionar cualquier problema, de hecho no me puedo quejar de las cartas que me han tocado he tenido una infancia digna de Siddhartha Gautama, libre de sufrimiento. Creo que la misma situación para una persona puede ser el cielo y para otra el infierno, todo depende de nuestra actitud.

Las expectativas: ¿Realidades o irrealidades?

Continuando con el ejercicio de esta semana de introducción al coaching, hoy toca hablar de expectativas.
Considero que tener unas buenas expectativas sobre algo (siempre que tengan una cierta base sobre la que sustentarse) es muy positivo a la hora de emprender cualquier acción.
Si no tenemos en mente una imagen con unos cristales relucientes, difícilmente pondremos gran esmero a la hora de limpiar.
Visualizar el resultado final o donde queremos llegar nos predispone en una situación favorable a lograrlo.
Sin embargo, las expectativas a veces son un arma de doble filo, ese fin de semana romántico que preparas con sumo esmero y cariño, y luego resulta que nada es como planeaste, el hotel es horrible, esta lloviendo todo el día, la comida es un asco y tu pareja y tu no paráis de discutir.

Por eso, como la pregunta que se plantea en el curso, ¿Qué esperamos? ¿Realidades o irrealidades?

Por mi parte con este curso espero conocerme un poco mejor, y establecer un primer plan de vida susceptible de cambios.

En cuanto a la vida ¿Qué expectativas tengo? Espero que sea apasionante, con grandes compañeros en el camino y muchas sorpresas buenas. Espero adaptarme a los cambios de forma positiva e influir para que las cosas cambien.

Y vosotros ¿Qué expectativas tenéis?

Acepto el reto: 9 semanas para establecer un plan de vida.

Existen una serie de palabras que asocio con aburrimiento y seriedad. Palabras como: organizado, planificado u ordenado que me transmiten una vida monótona y gris. Me recuerdan a un gran archivo lleno de polvo, me suena todo a normas y formulismos anquilosados.

No se lo digáis a nadie pero huyo de las personas aburridas o demasiado convencionales, incluso los supuestos triunfadores me dan cierta grima. Esa gente que lo tiene todo, si, han logrado un bienestar económico, una posición social, pero a veces me pregunto quién esta detrás de todo eso. ¿Hay una persona detrás?

Los hay también los que llamaré seres mágicos, como puede ser esa chica guapísima, que piensas: ¿será tonta? y resulta que no, y luego piensas entonces sera egoísta y mala persona, y descubres que en secreto colabora con un comedor benéfico o lleva años cuidando de un familiar enfermo.

A veces, si lo pienso bien, yo también puedo resultar un ser mágico para otras personas, pero eso es simplemente porque aún no me conocen bien.

Consciente de que tengo que mejorar en algunos aspectos, y que cómo siguiese dejándome arrastrar por la marea de acontecimientos diaria, mis malos hábitos ganarían la batalla.

Llevo meses queriendo cambiarme, una batalla continúa conmigo misma. En un determinado momento, apareció el concepto: » Plan de vida».

Lo cierto es que organizar una vida entera, cogiendo lápiz y papel, parece una locura. Pero me dí cuenta, de que cuando hago la típica lista, ya sea de propósitos, o de cosas pendientes tipo: hacer la compra, limpiar los cristales, organizar el armario… En esos casos, al menos cumplo la mitad, o más de la mitad. Mientras que sino tengo un plan, o no lo he escrito en ningún sitio, algunas cosas se quedan solo como ideas en mi cabeza y otras se van alargando y sumando a la lista de pendientes. Esa misma lista que en alguno casos me impide casi respirar del agobio, o ir a tomar un café con un amigo porque no tengo tiempo.

De modo que he encontrado un curso mooc de la Universidad de Cantrabria, en la plataforma Miriadax:«Habilidades y competencias a través del coaching personal. (4ª edición)» En este curso proponen, realizar un portfolio personal con todos los ejercicios a modo de «diario» y también comentan que se puede hacer en formato blog.

Lo positivo del portfolio, es que puedes observar tu evolución y ver como han cambiado tus creencias, comportamientos y hábitos con el paso del tiempo.

Otro de los puntos clave, que me ha llevado a animarme a seguirlo, es la flexibilidad. Para realizar el plan de vida, que es como una especie de esquema o brújula, no me gustaría crearme una expectativas tan cerradas que si algo se sale del plan no sepa como actuar. Pero claro de ahí a no tener un plan…

Lo grandioso del plan de vida es que se ocupa de todas las áreas, ya que sino como siempre nos encontramos en la típica situación en la que tu economía va de lujo pero tu familia ni te ve el pelo. Todas las áreas deben tener nuestra atención y establecer metas y plazos en todas.

Establecer un plazo, es casi tan difícil como saber lo que quieres. El éxito del plan de vida reside en esos puntos: la flexibilidad, las metas y los plazos. Para todo ello hay que prestar atención al proceso.

Antes de establecer mi plan de vida tengo que realizar un trabajo previo introspectivo, de autoconocimiento. Empezando por contestar a preguntitas un tanto incómodas:

¿Quién soy?  Creo que no lo tengo claro aún, pero os diré lo que no soy, no soy lo que tengo, no soy ni mis logros ni mis fracasos, no soy mi familia, no soy mis amigos, no soy los libros que leo, o la televisión que consumo. ¿Realmente todo mi entorno puede cambiar quién soy? ¿Hasta que punto el entorno decide quién soy hoy? ¿Y hasta que punto soy yo quien decide?

Así que realmente, la única manera de definirme que se me ocurre es apartándome del entorno, pero no llego a comprender bien donde empieza y termina lo uno y lo otro.

De modo que os diré quien soy: » yo soy quién elige, soy quien decide hacer que cosa y en qué momento, soy quien escribe estas líneas, soy alguien que quiere mejorar y proyectar un plan de vida»

Pensando un poco más sobre el tema, me asalta la duda, de si yo soy mis emociones y los comportamientos que de ellas derivan.

Si soy quien elige, tal vez también sea la persona que las maneja, que maneja estas emociones, es decir, el autocontrol.

¿Qué hago?  Mis acciones, algunas veces son razonadas y otras fruto de dejarme arrastrar por las emociones. Yo diría que 50% a 50%, dependiendo del ámbito. En lo personal ya si que dejo que una manada de caballos salvajes me arrastre.

En cuanto lo que hago para conseguir lo que quiero, he comenzado a comprender que el perfeccionismo no es bueno. Mi norma ahora es: «Aunque no este perfecto complétalo, completa la tarea y entrégala» Mejor algo terminado y con errores que cumple su función. Que un proyecto con ideas de ser perfecto, y esta inacabado y olvidado…

¿Cómo soy? Pues en parte arrastro cosas desde que tengo consciencia, como mi afán por contar todo lo que hago y compartir lo que me gusta con los demás. Ha esto lo llamaré extroversión, simpatía…

En cuanto a la empatía, hubo un momento en el que realmente conecte y siempre me ponía en los zapatos de los demás, pero ahora reconozco que es un área a trabajar.

Me enfado y me desenfado a la misma velocidad, aunque soy un poquito rencorosa. Soy desconfiada, y esto es raro, porque tengo mucha mano para establecer enseguida amistad, pero luego no confío en las buenas intenciones de las personas.

Soy un poco prejuiciosa, los prejuicios se curan viajando o como en mi caso tratando con ellos y viviendo experiencias. Las mejores personas que conozco pertenecen a colectivos que en el día a día son  motivo de burla o rechazo.

Por poner un ejemplo: «No me gustan las feministas», «No me gusta la gente pija que juega al golf o al padel». Estos son algunos de los puntos en los que tengo que trabajar.

Hasta aquí pensaréis, la tía es simpática, pero eso no compensa la cantidad de cosas malas que ha descrito antes…Así que para equilibrar la balanza diré a mi favor, que aprendo rápido, y más aún de mis errores.

En este punto me esta costando encontrar más cualidades positivas, diría que social, me encanta estar en compañía de otros y trabajar en equipo, de hecho aprendo y rindo mucho mejor en equipo.

También soy buena líder, me encanta hacer planes. Y como diría Hannibal en el equipo A: » Me encanta que los planes salgan bien». Otro detalle es que adoro los grupos heterogéneos, de esos en los que no se sabe muy bien de donde sale cada uno. La diversidad es riqueza, eso, y que cuando hay alguna persona parecida a mí solemos chocar, o somos inseparables o chocamos.

Y hasta aquí el primer ejercicio del curso. ¿Qué responderíais vosotros a estas preguntas?

Fotografía realizada por Sara Ucci, «Mirando al Bósforo al atardecer»

Convirtiendo ideas en proyectos personales

Cuando era pequeña a veces, me sentaba al revés en el sofá, dejaba mi cabeza colgando de donde se supone que apoyan las rodillas y apoyaba los pies en la pared. Luego intentaba ver la tele un rato. Cogía revistas y las ojeaba desde la última página a la primera, inventaba canciones con trozos de melodías conocidas o buscaba nuevas letras. Como muchos otros niños un día inventé  un lenguaje secreto para comunicarme con mis amigas. Buscaba nuevos puntos de vista, nuevas fusiones entre las cosas ya existentes. Y eso es precisamente lo que necesito ahora: «una idea» Unas de esas que lo cambia todo, una de esas que lo revoluciona todo y dices: «¡Pero como no se me ocurrió antes!» Imaginemos que ya la tengo y que esa idea, que tiene forma y algo de contenido, sigue flotando por ahí. En anteriores ocasiones os he hablado de Prisma joven, el proyecto sigue adelante dentro del  Ya-ye Startup Programme. Colaborando con su creador Luisma, hemos empezado a pensar en la verdadera propuesta de valor y en como monetizarlo. Mi idea nace bajo el paraguas de Prisma joven, para ayudar a monetizarlo y a completarlo… En mi día a día, trabajo con personas excepcionales que tienen muchos conocimientos y habilidades que yo no poseo. Estos expertos cotidianos están por todas partes, son como genios escondidos esperando a ser liberados de sus prisiones. Todos los días, encuentro miles de ofertas de cursos o talleres, a precios desorbitados… Pero y si hubiera un lugar donde reunir todas las habilidades de las personas que están empezando, o que no se atreven porque no tienen una plataforma, un lugar donde lo que importa son tus ganas de transmitir conocimentos y no la cantidad de títulos que tengas o tu currículum vítae. Ricemos más el rizo, y sí estos talleres, se centraran en lo que realmente los jóvenes buscan, echos por y para ellos. ¿ Y si preguntamos a los jóvenes que necesitan? ¿ Y si no necesitan nada, qué les apetece hacer? Por mi parte, ya tengo quien imparta formación para hacer un buen cv, aprender a maquillarse o mejorar la imagen personal. Estos servicios ya existen, la diferencia es el precio y que quien los imparte esta comenzando a darse a conocer. Pretendo con el tiempo establecer una gran red donde todos estén interconectados y se  recomienden entre sí. ¿Qué os parece? ¿Queréis colaborar?